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El Pequeño Gran Estado

  • Foto del escritor: Juan Cruz
    Juan Cruz
  • 22 feb 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 feb 2018

A principios de la década de 1970, Henry Kissinger, que en aquel momento era el Secretario de Estado de Estados Unidos, bajo la presidencia de Richard Nixon, se atrevió a calificar de “Caso perdido a nivel internacional” a una nación tan joven como pobre, Bangladesh. Pero hay algo que realmente me llamó la atención, y es la fuerza con la que este pequeño Estado -con una población mayor a la de Federación Rusa pero con un territorio menor al de Uruguay- está buscando romper las estructuras y abrirse paso hacia el progreso.

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Entre los más pobres

Con una frágil economía basada en la ganadería, la agricultura y la industria textil, este pequeño país del sur de Asia, cuenta con al menos un 30% de su población bajo el umbral de la pobreza extrema. Durante toda su historia y en la actualidad, Bangladesh batalla incesantemente con algunas de las condiciones de vida más duras del mundo, como lo es la superpoblación extrema, las inundaciones anuales, la deforestación, la erosión y el agostamiento de las tierras de cultivo, a lo que le sumamos los abrazos que les da la naturaleza con ciclones, tornados y maremotos.

Pero todos estos desastres también golpean a otros países, aunque en estos no provoca un sufrimiento social de la magnitud que podemos ver en Bangladesh, ya que sin dudas tienen pocas personas con el dinero suficiente para construir sistemas de protección y diques resistentes.

El verdadero problema de Bangladesh no reside en los desastres naturales, sino en la pobreza generalizada, que es un fenómeno de origen humano” Muhammad Yunus
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El Banquero de los Pobres

Buscar una solución a los problemas significaría abarcar una amplia gama de factores. Algunos de ellos pueden ser la pobreza, el analfabetismo, la falta de infraestructura y la pobre capacidad tecnológica. Pero el joven Estado se levanta de pie y busca salir adelante.

Galardonado en 2006 con el Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, es apodado el “Banquero de los pobres” y aunque paradójicamente no es banquero, originó en Bangladesh el sistema de los Microcréditos. El mismo consiste en pequeños préstamos a bajas tasas de interés para personas vulnerables económicamente que busquen desarrollar microemprendimientos.


Luego de verificar el efecto positivo de los microcréditos en aldeas, Yunus creo el Banco Grammen con el cuál buscó empoderar a mujeres y sacar a las personas de la pobreza, personas que las instituciones financieras tradicionales (predominantes) no toman en cuenta, como si simplemente no estuvieran en el sistema.


El Banquero de los Pobres a través del Greammen ha sacado a docenas de miles de personas de la marginalidad, ha contribuido con la construcción de escuelas, la formación de profesores y el pago de becas a alumnos. Pero además de lo nombrado, el Banco, está invirtiendo en energías renovables, como la energía solar y el biogás, para que comunidades enteras puedan acceder a los servicios básicos.


Bangladesh cuenta con más de 80.000 aldeas, en donde la mayoría no cuenta con línea telefónica, lo que constituye un gran muro para las personas que buscan comunicarse entre ellas y con el mundo. Sólo había 400.000 teléfonos celulares para 120 millones de personas, siendo esto inaudito en un siglo caracterizado por la globalización. En 1996 Muhammud Yunus creo “GrammenPhone” y facilitó el acceso a la comunicación, a un celular y a internet a más de 16 millones de personas.

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Esperanza

Bangladesh es un enigma. En el año 1973 el Banco Mundial estimaba que el 74% de la población era pobre, lo que para el 2005 se redujo al 40%. La desigualdad casi no se modificó durante 10 años -según el índice de Gini pasó de 0,30 en 1996 a 0,31 en 2005- gracias a la economía bengalí que crece al 6,7 anual desde el 2006.  Otro dato de admirable es el porcentaje de niños que asisten a la escuela, ha subido desde el 49% en 1990 a 75% en 2004. Con estas estadísticas llegamos al fin al IDH (índice de desarrollo humano) del país surasiático, que entre 1980 y 2004 subió en un 45%, mientras en la India el aumento fue del 39% y en Sri Lanka del 16%.


En Bangladesh la pobreza está lejos de haber desaparecido, pero como nos dicen estas cifras, los cambios están siendo radicales. Existe un pequeño país, cerca de China y rodeado por la India, que no agacha la cabeza frente a los gigantes, mucho menos frente a los desafíos que lo atormentan en su interior. Crece lento pero sin pausa, en 2003 fue nombrado uno de los “Próximos once” debido a ser una de las economías más crecientes y prometedoras para la inversión en el futuro.


Pocas veces en nuestras vidas lo oímos nombrar, siquiera sabíamos dónde quedaba, o que entre ellos se encontraba un premio Nobel de la Paz. Aquí no hay ningún caso perdido, de hecho el joven Estado comparte su éxito con todo el mundo (aquí en Argentina hay más de 20 centros de microcréditos Grammen) y no le recrimina lo años de ausencia a la comunidad internacional. Honestamente, pienso que en el mañana  Bangladesh va a ser ejemplo para muchos países en desarrollo que buscan superar sus estigmas. Esta pequeña nación  llamó mi atención y quizás ahora también la de ustedes.

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